Coincidencias

Termino el año con la lectura de un libro que llegó a mis manos sorteado por el destino. Supe por primera vez de Rosa Montero a finales de septiembre, me topé con una entrevista que le hicieron para El País donde hablaba de su panteón literario, de las novelas que más la han marcado, de su amistad con Ursula K. Le Guin. Y su nombre quedaría en algún rincón de mi subconsciente para ser reanimado un par de meses después, cuando le platiqué a Yanai sobre uno de mis poemas favoritos, “The Opposites Game” de Brendan Constantine, y me regaló tres de regreso (todos de Le Guin). Me gustaron todos. Hace un par de semanas fui al cumpleaños de Jamey en Nueva York, y ayer nos volvimos a ver en San Diego. Hoy me pidió que le recomendara un libro de amor, y lo único que pude referirle fue un artículo de la filósofa Alexandra Gustafson sobre la fenomenología del amor (coincidencia dentro de la coincidencia: Gustafson cita un poema de W. H. Auden, a quien recién descubrí por un epígrafe de Mario Santiago Papasquiaro) y unos aforismos de Nietzsche (leídos porque una amiga había escrito un ensayo sobre el tema). Me puse a investigar para contestarle algo mejor a Jamey, y así llegué al libro de Montero que leo este fin de año: La ridícula idea de no volver a verte (2013). Lo que he leído hasta ahora me ha gustado: una leyenda (Marie Curie), un poema de Le Guin (vaya coincidencia) y la muerte de Pablo (ridículo).

Anterior
Anterior

Desnudo

Siguiente
Siguiente

Tres y cuatro